miércoles, 2 de abril de 2008

Ruta a Peña Hueva, a Valdegrudas, Aldeanueva...

Vista desde Peña Hueva


Habíamos quedado, como ya era habitual, a las 7:15 de la mañana de aquel frío sábado en un bar cerca de la gran fábrica de vidrio en Azuqueca, donde, tras tomar un donuts de azúcar con un buen café, salimos con las bicis rumbo a Guadalajara.

Después de doce incómodos kilómetros entre polígonos y sorteando coches, llegamos al palacio del Infantado, nos esperaba Juan (Valde) ya preparado con su bicicleta y ropa de equipo. Tras saludarnos cogimos rumbo a las afueras de Guadalajara cruzando todo el centro.


En la torreta de vigilancia

El plan, era subir por el camino que llega hasta la famosa peña Hueva, ya fuera de la ciudad, de unos cuatro kilómetros de dura subida sin apenas repechos donde poder descansar. Tras la difícil y penosa ascensión nos hicimos unas fotos en la torreta de vigilancia que está en la cima. Mientras descansábamos, hablamos de las dificultades del terreno, de la impresionante vista del paisaje... ¡Desde allí se podían ver los nuevos rascacielos de Madrid!

Comimos algunas barras energéticas y bebimos agua, nos montamos en las bicis y a pedalear. Durante un tramo de la ruta, el camino había desaparecido, coño, no había camino y tuvimos que improvisar yendo campo a través hasta contactar con un camino que nos llevó hasta las vías del AVE. Desde allí todo era recto y cuesta abajo hasta Valdegrudas, el pueblo de Juan.

Andrés, sin manos, y Juan.

Cuando llegamos Valdegrudas, ya nos esperaba Manu, un amigo y compañero del trabajo. Había venido en su coche.

En casa de los abuelos de Juan, nos refrescamos con unas birras y picoteamos un poco de los manjares típicos de la alcarria: queso, chorizo, etc.

Los cuatro fantásticos en casa de Juán.

Dimos un paseo, birras en mano claro, y tras hacer fotos y contemplar el pueblo, decidimos seguir la marcha rumbo a Aldeanueva de Guadalajara por un camino que discurre junto al río Matayeguas, que más adelante, se juntará con el río Hugría y juntos desembocarán en el Tajuña.

Un paseo por Valdegrudas.


Subir a Aldeanueva por la vertiente Este no es la más recomendable para hacerlo en bicicleta, ni tampoco andando, la verdad. En poco más de 600 metros la subida es brutal y hay que estar en muy buena forma para aguantar el desnivel sin bajarse de la bici. En nuestro caso los tres nos bajamos y andamos el repecho que faltaba hasta las primeras casas donde ya comienzaba a llanear. Sobre las bicicletas, continuamos la ruta rumbo a Iriepal. Manu, nos seguía, pacientemente en su coche .


Tomando unas birras con el valle del Matayeguas detrás.


Tras unos kilómetros por carretera, llegamos a una fuerte bajada que, en un periquete y sin pedalear, nos dejo a la entrada misma Iriepal. Desde allí llegamos a Guadalajara en pocos kilómetros y una vez en la ciudad nos separamos, Manu y Juan por un lado y Andrés y yo seguimos la ruta hasta Azuqueca.

En el mismo bar donde habíamos quedado por la mañana, nos tomamos unas cervezas para refrescarnos. Luego, nos despedimos. Estábamos cansados pero alegres.

La ruta ha sido impresionante en todos los sentidos, su larga distancia, junto a los grandes desniveles, la convierten en una ruta de 76 kilómetros muy agotadores, pero que te llenan de satisfacción y buenas sensaciones.

A la entrada de Valdegrudas

Ruta recomendable que volveremos a repetir.

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