domingo, 31 de agosto de 2008

CHILOECHES, CAMINOS Y RUTAS para la bici o corriendo.


Hola, esta mañana salí temprano con la bici camino a Chiloeches por la ruta de la Ermita (donde está la pequeña virgen del recuerdo). Al llegar a la virgen, descendí por el empinado camino que hay a su derecha, por cierto, un camino lleno de piedras y torrenteras que hacen la bajada incómoda y peligrosa. Ya abajo, en el cruce de caminos, fui por la derecha dirección Chiloeches y luego la subida a la urbanización "El Mapa". Es la primera vez que subo por aquí y la impresión ha sido muy buena, con sus bosques de pinos y un camino muy bien trazado. A quién no conozca ésto: recomiendo su recorrido en bici o a pié. (Si es corriendo mejor). Ya arriba, me dirigí hacia el repetidor del Clavín.

El regreso fue por el mismo sitio. Otra vez en Chiloeches, subí por el camino que hay cerca del cementerio hasta contactar con el camino de arriba que pasa por las antenas y va a la virgen. Desde allí, a casa.

Una vuelta de casi tres horas con cuarenta kilómetros de calidad, con dos muy buenas subidas fuertes por caminos.

Chiloeches no defrauda al ciclista o corredor que quiera reforzar su técnica y mejorar su forma física.

Muy recomendable para hacer las rutas corriendo.

Saludos.

jueves, 28 de agosto de 2008

LA AVENTURA DE VALFERMOSO DE TAJUÑA.


Panorámica del valle del Tajuña desde el mirador de Valfermoso de Tajuña.

Hola, menudo recorrido dí el domingo de visita a Valfermoso del Tajuña.
Salí temprano para aprovechar más el día. En poco tiempo ya estaba en plena subida a Valfermoso. Una vez arriba: recorrí el pueblo e hice algunas fotos. Había quedado con Francisco, nos encontramos cerca de la iglesia. Después de un rato agradable, en la que comentamos y charlamos sobre el pueblo, nos despedimos y continué la ruta por el mismo sitio que había venido. Aprovechando la larga bajada me dejé caer y disfruté como un enano al no tener que pedalear. Alcancé una gran velocidad y buen ritmo. Ya en el empalme de la carretera CM-2005 que va a Brihuega, lo crucé y continué de frente por la ruta que va a Lupiana.

Un alto en el camino en la carretera que va a Lupiana.

La carretera estrecha y de asfaltado muy viejo y desgastado por los años me acompaño hasta pasar por unos grandes depósitos de agua que hay al llegar a la cresta de la subida. Justo en la cima, en un cruce, tomé la carretera que salía a mi derecha con dirección a Valdeavellano, siete kilómetros. La subida continuaba otros dos o tres kilómetros y en un punto, a la mitad del recorrido más o menos, me encontré en una zona completamente solitaria y perdida de la mano de Dios. Prácticamente no me crucé con nadie en toda la ruta desde que salí de casa.

Valfermoso desde la carretera a Valdeavellano.

Ya en Valdeavellano, entré al pueblo; también estaban de fiestas. Recorrí la plaza y algunas calles. Buscaba a alguien que me aclarara la ruta hacia Caspueñas, mi siguiente destino, tras hablar con una señora que no me dejó nada claro el rumbo a tomar comenzaron mis dudas y claro: tomé el camino equivocado, la ruta fue más larga de lo planeado. Llegué a Valdesaz, donde no tenía, ni remotamente pensado llegar y, encima, creyendo que era Caspueñas, mi destino. Ésto me desmoralizó un poco, ya estaba cansado, hambriento y, a pesar de tener agua de sobra, tenía sed.

Ya que estaba allí y para relajarme, me tomé unas cervecitas, comí algo en un bar que se encontraba abarrotado y muy animados con las gentes del pueblo; supongo que sería porque también estaban de fiestas, no sé.
Sin más remisión, tomé rumbo a Caspueñas, un trecho de unos seis kilómetros por todo el valle del río Ungria, me separaban de mi rumbo. Una vez llegado a Caspueñas, crucé el pueblo sin más, y comencé la subida por la carretera que va a Valdegrudas. La subida, de unos dos kilómetros, era dura, pero no la última, debía economizar mis fuerza. Aún me quedaban un par de cuestas y muchos kilómetros hasta casa. No importaba, iba por buen camino.

En Valdegrudas, me pasé por la casa de otro compañero del trabajo, Juan, pero las puertas parecían cerradas a cal y canto y por allí no se veía ni el gato, así que continué bajando hasta el puente que cruza el río Matayeguas para, seguidamente, empezar otra subida, no tan fuerte como las demás, pero sí igual de respetable y como mi nivel de energías estaba bajo lo mejor era tomárselo con calma. En una curva, en plena subida, tomé un camino que salía a izquierdas. Por lo que yo sabía, éste camino empalmaba con otro que va paralelo al AVE, y a su vez, éste me llevaba a casa, pero por desgracia había que seguir subiendo y ahora por tierra, que siempre se hace más complicado por aquello de que la rueda trasera pierde tracción y esas cosas.

Tras kilómetros de caminos polvorientos y aguantando un calor abrasador vi unas viñas a la derecha del camino, muy cerca, solo a un par de metros. ¿Era aquello un espejismo? ¡No, era real, eran uvas de verdad y además estaban casi maduras! Solté la bici y tras asegurarme de que por allí no estaba el dueño me lancé a por ellas. Estaban ácidas pero me sentaron de miedo y continué mi marcha con alegría y la mano y boca llenas de uvas.

Eran las dos de la tarde cuando contacté con la carretera que va a Aldeanueva por donde circulé unos kilómetros en total soledad. Un asfalto bien puesto, sin baches ni saltos, dio una tregua a mi maltrecho trasero dolorido por el largo camino.

Tras un cruce, un camino salía a la izquierda. Lo tomé. Ya solo me quedaban veintitrés kilómetros hasta casa, un paseo.

Llegué a casa a las cuatro menos diez y salí a las siete treinta. Recorrí 111 kilómetros cruzando tres valles de tres ríos diferentes condenados a unirse en uno solo: Tajuña, Ungria yMatayeguas. Cuatro fuertes subidas rompe piernas me dejaron derrotado, pero muy feliz. Al día siguiente, salí a correr seis kilómetros para relajar los músculos de las piernas y, la verdad, me quedé muy bien y con ganas de emprender otra aventura de casi supervivencia.

Recomiendo ésta vuelta o similar para fortalecer el cuerpo y el alma.

Cliquea las fotos para verlas mucho más grandes.

Si quieres ver el recorrido mira el mapa.


Ver mapa más grande

Saludos.

sábado, 23 de agosto de 2008

Vídeo a Pioz. Una vuelta por el castillo.

Hola, aquí os dejo un pequeño vídeo donde se me ve dando, con la bici vieja, una vuelta hacia Pioz para ver su castillo.

Lo gravé en el 2007 en pleno invierno y hacía un frío del carajo. (Cuando el Grajo vuela bajo...)

Espero que os guste.

Saludos.

Visitar Valfermoso de Tajuña.




Bueno, ya tengo la bici y todo preparado para salir mañana, domingo 24 de agosto, a primera hora hacia Valfermoso de Tajuña, el pueblo de Francisco, un compañero de trabajo. En principio rodaré por asfalto sin descartar coger algún caminillo que me lleve a buen "puerto".
La distancia que me separa hasta Valfermoso es de unos 34 kilómetros ida, sumando la vuelta, que no tiene que ser necesariamente por el mismo recorrido, ya veré; superará los 70 kilómetros fácilmente.

Las vistas de la vega del Tajuña desde Valfermoso son espectaculares, según Francisco. Iré con la cámara para dejar constancia gráfica de ello y luego colgaré algunas fotos aquí en el blog.

Es casualidad que la visita al pueblo coincide con sus fiestas haciéndolo, si cabe, doblemente interesante.

En principio iré solo, pero quién quiera acompañarme a recorrer ésta ruta que sin duda será muy entretenida, sobre todo la subida a Valfermoso con 4 kilómetros llenos de curvas en un desnivel de más de 200 metros, será bienvenid@.

¡Ánimo y al toro!

Saludos.

domingo, 17 de agosto de 2008

Mi TREK 6000.

Pincha la foto para verla con detalle.

Hola, ya está, ya lo he echo y no me arrepiento para nada, soy feliz.
¡¡He comprado una bici!! Sí, una bici nueva y a estrenar, una Trek 6000, preciosa, con una línea y un color que me "enamoré" nada más verla.
Es muy "nerviosa" y su poco peso hacen muy facil su manejo; lleva un freno de precisión que se detiene sin bloqueos ni saltos, es genial. Del precio no voy a hablar... pero merece la pena.

Ahora mismo la estoy poniendo a prueba por todos los caminos que encuentro y subo y bajo por sitios en lo que antes me eran imposibles. Normal, con los grandes desarrollos que se consiguen al poner los piñones más grande y el plato pequeñísimo subo lo que no está escrito... Responde muy bien en los terrenos a la que la estoy metiendo, en carretera es muy rápida y silenciosa.

En fin, que ya tengo una bici de verdad, una bici de hoy en día y que estoy muy ilusionado de volver a hacer kilómetros y más kilómetros, además de poder ir por lugares que antes eran inaccesibles con la otra herramienta.

Saludos.

martes, 12 de agosto de 2008

Subir al Ocejón. En el Macizo de Ayllón. Guadajara.

Hola, correr, montar en bici, pero también subir montañas es una muy buena manera de estar en forma, así que eso hice, me fui a subir el Ocejón una de las montañas más emblemáticas de Castilla la Mancha y de la zona que conforman el Macizo de Ayllón en la provincia de Guadalajara. Con sus 2.049 metros de altitud no es la más alta de las montañas que están por la zona, pero sí la que más llama la atención por ser el típico pico solitario que tanto recuerda a esos dibujos de los niños al pintar una montaña.

Bueno, pues madrugué y fui hasta Majaelrayo, punto de partida donde comencé la subida. También es muy bonita la subida desde el otro lado de la montaña, Valverde de los Arroyos y como su nombre indica: tiene unos arroyos que forman unas cascadas y hacen muy agradable la subida al pico.
La subida es constante y gracias al pequeño GPS Garmin Forerunner 301 de que llevo pude ver la altitud en todo momento y los kilómetros recorridos con un margen de error de cinco metros; una maravilla de la técnica.

Es impresionante subir a la antecima, llamada el Ocejoncillo, que vemos durante toda la ruta y pensamos que es el final y luego descubrimos que aún queda más, mucho más para subir a la auténtica cima del Ocejón, donde un monolito de Hormigón nos espera marcando el punto geodésico. Otro punto o cima es la que está a pocos metros de distancia al mismo nivel donde se puede ver un pequeño altar donde cada año el primer domingo de Diciembre se celebra una pequeña misa.

Sendero por un bosque de jóvenes robles.

Vista del Ocejón.

Panorámica vista antes de llegar al Ocejoncillo.

Cumbre Ocejoncillo y Ocejón al fondo. A la izquierda se puede ver el hito geodésico.

Hito de la cumbre del Ocejón. Punto geodésico de referencia.

Mi sombra y mi Bordón del camino de Santigo, imprescindible para la subida.

Altar en la otra cima del Ocejón.

Vista desde lo más alto.

La subida y bajada se suele hacer en unas cinco o seis horas, yo la hice en tres y media a un ritmo bueno, hay quien lo hace en hora y media, pero corriendo. Son unos trece kilómetros los que se recorren en total con un desnivel de unos 900 metros.
Ir a ver éste pico y sus impresionantes vistas durante y cuando llegas a la cima son impagables, para todo lo demás usar MasterCar, es ideal para toda la familia y perros incluidos. Es de dificultad alta, pero yo mismo vi a niños de unos cinco años subir con sus padres y era sorprendente ver con qué ganas pateaban la montaña.
En definitiva, una buena alternativa a estar en casa viendo la tele y muy compatible a correr o montar en bici.

Por cierto, recomiendo ver los vídeos de YouTube que están un poco más arriba, en el margen derecho de la pantalla; sobretodo el segundo y el cuarto, donde se ve a dos tíos muy locos y con muchas ganas de morir bajando, nada más y nada menos, que el Ocejón en bicicleta. Te cagas nada más imaginarlo, pero controlan las bicis de tal forma y maestría que en el fondo hasta da envidia y todo. ¡¡No los imites, puedes sufrir un grave accidente o incluso matarte!!

Saludos.

De excursión a ver el AVE.

Hola, ya sé que no actualizo el blog, pero distintas circunstancias en mi periodo vacacional no me han dejado estar frente al PC. También, algo de pereza, tiene que ver.
Bueno durante estos días estuve corriendo, saliendo con la bici, subido montañas, etc.
Un día salí con mi chaval a dar una pequeña excursión a ver el AVE y nos lo pasamos muy bien recorriendo la zona. El tío ya pesa, en algunas subidas las pasé canutas, pero él me "ayudaba" empujándome el culo.

Mi chiquitín en su silla de la bicicleta donde va tan cómodamente. No se queja, no.

Un alto en el camino para comer algo.

Vimos pasar cinco trenes y ya nos dimos por satisfechos. El calor comenzaba a pegar fuerte a las once de la mañana y el agua a escasear, así que nos fuimos de regreso a casa a comer y a tumbarnos al fresquito del sofá, la siesta fue de campeonato.

Una preciosa excursión con mi hijo de inolvidables recuerdos.

Saludos.